viernes, 23 de octubre de 2015

RECUERDOS DE PALENCIA

El viajero está muy delgado, nervioso y quizás enfermo. Leva tiempo sin beberse una copa y hoy se la va a pedir. Hay una plaza minúscula con árboles tan raquíticos cómo él pero muchos bares y entre tantos uno de copas, se acerca y se sumerge dentro del ambiente.
Las calles antes vacías, las plazas, las vendedoras de rosas...
Alguien asa castañas en un carrito.
Antes se ha echado una siesta, una siesta larga en una cafetería decorada con una piel de vaca, la cafetería era muy moderna y macabra acaso, pero le entró sueño y el viajero durmió.
Palencia la bella desconocida con sus calles ahora recorridas por hijos de emigrantes suramericanos en bicicletas de mountainbike, todo ha cambiado. Se ven pañuelos en las cabezas de algunas mujeres que han venido de lejos, cantan despacio mientras caminan. Todo es más oscuro, cómo una sombra.
El viajero se limpia sus narizotas porque está un poco constipado, es noviembre y cuando se ha quedado dormido en la cafetería ha cogido frío.
Igual tiene fiebre.
Qué buenas las fotos, piensa, las fotos que he hecho. Pero luego perdería la cámara, se la dejaría a un amigo y no la volvería a ver.
¿Las manzanas de dónde han salido? piensa al ver manzanas tiradas por las calles.
Toma su copa, un poco de whiskey que no está de más...hace frío. La camarera tiene veinte años, el viajero saca sus cartas del Tarot y la lía, al rato está echando el futuro a la joven de ojos de garza...sabe que en cuanto salga de ahí se pedirá un vino, le apetece un vino fuerte antes de irse a dormir, más que una copa. Un vino de los vinos de España o de los vinos de castilla la mancha.
El viajero ha cogido frío, tiene fiebre y se encuentra cansado. El viajero está enfermo y no lo sabe,
Pasea hasta la pensión y se siente feliz.
Hoy dormirá mucho, de un tirón.
Por primera vez en mucho tiempo.